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domingo, 23 de marzo de 2025

Tras la Pista del Sabor Perdido

Fuente de la imagen: Potaje de garbanzos con bacalao e hinojo, sitio gastropost (M. Velasco, 2003)
Suculento plato de potaje de garbanzos con bacalao al hinojo (M. Velasco, 2003)[1] el que me metí “entre pecho y espalda”. Y es que en el corazón de la tradición culinaria de la comarca donde me crie[2], el potaje de garbanzos con bacalao e hinojo se alza como un plato emblemático, guiso reconfortante que evoca recuerdos de hogares cálidos y mesas compartidas, donde la sencillez se transforma en exquisitez. Los garbanzos, legumbres dóciles pero nutritivas, se remojan durante la noche, preparándose para absorber los sabores que les aguardan. Al día siguiente, en una cazuela de barro, el aceite de oliva virgen extra, oro líquido de la tierra andaluza, se calienta lentamente, liberando su aroma característico. La cebolla, el ajo y el pimiento verde, picados[3], finamente se pochan en el aceite, creando una base aromática que perfuma la cocina. El bacalao desalado, tesoro del mar, se desmenuza en lascas, listo para aportar su sabor inconfundible. Los garbanzos, ya tiernos, se incorporan a la cazuela, junto con el bacalao y el hinojo, hierba aromática que aporta un toque anisado y fresco.

El pimentón, especia reina de la gastronomía que me rodea, se añade con generosidad, tiñendo el potaje de un color rojizo intenso. El agua se vierte sobre los ingredientes, cubriéndolos por completo. A fuego lento, el potaje se cocina durante horas, permitiendo que los sabores se fusionen y se intensifiquen. El hinojo, con su aroma penetrante, impregna cada garbanzo, cada lasca de bacalao, creando una experiencia gustativa única. El resultado es un guisado denso y reconfortante, donde los garbanzos, tiernos y sabrosos, se funden con el bacalao, jugoso y desmenuzable, mientras el hinojo, con su toque de matalahúva, aporta frescura y ligereza, equilibrando la intensidad del bacalao y el pimentón. Este potaje, herencia de generaciones, es un plato que se disfruta en familia, en los días fríos de invierno, cuando el cuerpo y el alma buscan consuelo en un guiso caliente y nutritivo. Un bocado de tradición, que me conecta con mis raíces, a la par que disfruto de los placeres sencillos de la vida. Fuente de la imagen: Potaje de garbanzos con bacalao e hinojo, sitio gastropost (M. Velasco, 2003).
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2003). Potaje de garbanzos con bacalao e hinojo. Sitio gastropost. Visitado el 23/03/2025.
[2] Serranía de Ronda.(España).
[3] Me gusta echar, también, un poco de tomate.

domingo, 16 de marzo de 2025

El Placer de lo Sencillo

Fuente de la imagen: Bacalao desalado y espárragos silvestres. Sitio gastropost. (M. Velasco, 2003)
Si eres follower de este sitio, sabes que el bacalao "me quita el sentío” y por estas fechas aún más. El desayuno del sábado fue a base de un bocadillo de bacalao (M. Velasco, 2003)[1], previamente “desalao”, con espárragos silvestres que crecen en la aspiración a jardín que rodea la casa. Y es que en la simplicidad y la campechanía se esconde a menudo la más sublime de las experiencias culinarias, siendo el bocadillo que en esta mañana te describo, la prueba fehaciente de ello. Un homenaje a la tierra y al mar, donde cada ingrediente aporta su esencia para crear un bocado inolvidable. Comienzo con pan integral, de corteza crujiente y miga esponjosa, lienzo sublime para los sabores que están en la antesala gastronómica. Seguidamente, un generoso chorro de aceite de oliva virgen extra, oro líquido de la gastronomía andaluza, que impregna la miga, anunciando la fiesta de aromas que está por abordar. Sobre el pan, las lascas de bacalao desalado, tesoro del mar, las dispongo con suma delicadeza.

La textura firme del bacalao y su sabor inconfundible se funden con el aceite, creando una base de sabor que indudablemente me va a transportar a las costas mediterráneas. Los espárragos silvestres, que están brotando de la tierra de la parcela, preludio de la primavera, aportan un toque de frescura y amargor. Lavados y puestos encima o cortados en trozos pequeños, los distribuyo sobre el bacalao, añadiendo un contraste de texturas y sabores que eleva el conjunto. Un último chorro de aceite de oliva virgen extra, como un pincel que da el toque final a una obra de arte, une todos los elementos, creando una sinfonía de sabores que se despliega en cada bocado. Este bocadillo, humilde en apariencia, es un viaje a través de los sabores de la tierra malagueña que me acoge. El pan integral, el aceite de oliva, el bacalao y los espárragos silvestres se combinan en una danza de emociones, creando un bocado que me conecta con mis raíces y me incita a disfrutar de los placeres sencillos de la vida.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2003). Bacalao desalado y espárragos silvestres. Sitio gastropost. Visitado el 16/03/2025.

miércoles, 6 de enero de 2016

Bacalao a la vizcaína

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En “Abusivos diferenciales[1] te conté mi insatisfacción con algunos precios de vinos. Posteriormente, tampoco me gustó la foto que acompañaba al texto, supuestamente un bacalao a la vizcaína, con trozos de mozzarella. Con todo respeto a este queso originario de la cocina italiana, su sabor difuminó por completo el ya marchito ramo de sensaciones culinarias vizcaínas que salió de la cocina del restaurante. Tenía ganas de compensarte y el lunes agencié un trozo de lomo de bacalao, de unos seiscientos gramos aproximadamente, con la idea de cocinarlo en la Noche de Reyes.

Para no cansarte en demasía, me salto el protocolo de desalado[2] y te dejo el proceso de elaboración explicado en el vídeo, subido a Youtube por RECETAS online, que incluyo a pie de post y que es el que básicamente sigo[3]. Esta receta no echa el bacalao en la salsa, sino que previamente cocina el pescado al estilo bacalao al pil pil (ver Bacalao al pil pil[4]) y después se le incorpora la salsa. Finalmente, aunque me gusta la piel, suelo quitársela una vez confitado el bacalao en aceite de oliva virgen extra. La foto de la cabecera es del lomo de bacalao en ese paso intermedio[5]. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Abusivos diferenciales. 2012. Sitio visitado el 06/01/2016.
[2] Guarda un poco del agua del desalado para realizar la salsa.
[3] Lo aprendí de Arguiñano.
[4] Velasco Carretero, Manuel. Bacalao al pil pil. 2007. Sitio visitado el 06/01/2016.
[5] Confitado y antes de echarle la salsa vizcaína.

jueves, 23 de abril de 2015

Marmitako de bacalao

Fuente de la iamgen: mvc archivo propio
Me tocó organizar el almuerzo, así que camino del hogar me pasé por la pescadería. Llevaba unas semanas rondándome la cabeza un marmitako y se cruzó en la mirada un suculento bacalao fresco. Ni corto ni perezoso compré tres cuartos de kilo. La elaboración no es difícil y tampoco se echa demasiado tiempo. Te agencias también un kilo de patatas, un pimiento, un tomate, aceite de oliva virgen extra, pimentón dulce, pimienta y sal al gusto. 

Pones la olla con el aceite y pochas el pimiento, la cebolla troceada y el tomate troceado. Seguidamente echas las patatas peladas y en pequeños trozos desgajados, revolviéndolo todo y cubriendo de agua, sazonándolo y esparciendo una cucharada de pimentón dulce y un pelín de pimienta en polvo[1]. Mantenemos el hervor alegre durante unos veinte minutos. Antes que la patata coja el punto de cocción, echamos los lomos de bacalao fresco y lo dejamos entre cinco y siete minutos a fuego lento[2]

Es un plato que se debe presentar calentito. Te dejo arriba una foto y abajo un vídeo, subido a Youtube por El chalet Restaurante, con una receta de marmitako de bacalao. ¡Ah! Se me olvidaba, el marmitako lo conocí a finales de la década de los setenta del siglo pasado, en San Sebastián, cuando trabajaba en el restaurante Vallés, en la Parte Vieja. En vez de bacalao, la primera vez que lo degusté llevaba bonito del norte. ¡Uf¡ Estaba de escándalo. En "Marmitako de bonito"[3] tienes la receta de Koldo.
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[1] Opcional.
[2] Al bacalao le dejo la piel para que haga caldo y luego se la quito antes de que se desmenuce en trozos.
[3] Velasco Carretero, Manuel. Marmitako de bonito. 2006. Sitio visitado el 23/04/2015.

domingo, 25 de marzo de 2007

El skrei

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Después de leer la entrevista que le hacen a mi respetada Olga Viza[1], descubro[2] información sobre el bacalao nómada. No puedo ocultar mi predilección por este pescado azul[3]. Por lo visto, el skrei, que es como se le llama a este viajero pez azul, es salvaje y fresco y tiene un sabor exquisito.

Nos deleita la publicación con la receta “Skrei con cebolletas y aceite de aceitunas” que la recorto y me apunto elaborarla antes de la Semana Santa. (Formato de texto cambiado posteriormente. Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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[1] En el número 28, marzo 2007, de ideasana, de la Fundación EROSKI. Sitios visitados el 25/03/2007.
[2] En la pág. 43 de la misma revista.
[3] Varios post de esta bitácora son buena prueba de ello. Búsqueda realizada el 25/03/2007.

viernes, 27 de febrero de 2004

Tortitas de bacalao al crujiente foro

Imagen sustituida posteriormente; fuente: Las Recetas de la Abuela Juli
Se escucha
Man Who Sold The World[1], música que me trae recuerdos sobre gastronomía y me apetece escribirlos. No soy un entendido en la materia ni mucho menos quiero hacer competencia a los interesantes blogs de este webblog en cuestión de recetas y manjares, sólo contar unas sensaciones por si puede aportar algo bueno. Resulta que[2] tuve la oportunidad de colaborar en un grupo empresarial que[3] disponía de un portal en Internet dedicado a la gastronomía. Si bien mi cometido era trabajar en la reorganización de la matriz, siempre que tenía un rato de descanso me pasaba por el foro para ver los comentarios de los foreros[4]. Incluso[5], tímidamente empecé a dejar mis recatadas opiniones en ese lugar de encuentro[6].

La categoría del foro, en cuanto a contenido de los comentarios, era muy alta. De todos los numerosos participantes, rememoro dos alias: Margali y Koskorro, cuyo nivel de desinteresada aportación era excelso (Si, casualidades de la vida, me lees, koskorro, observarás que soy el auténtico “Manuel” y gracias por la paciencia que tenías con este temporero de la mesa). Aprendí mucho de gastronomía pero, sobre todo, me impresionó la pedagogía y la didáctica de algunas personas, auténticos maestros en su profesión e innegables comunicadores. Empecé a participar en una Semana Santa y, como no, con los platos típicos que en esos días se elaboraban en el campo donde nací: bacalao a todas horas (garbanzos con bacalao, bacalao frito, tortas de bacalao, etc.) 

Caigo ahora en cuenta la de veces que iba a la fuente, donde mi madre ponía el bacalao a desalar, para coger un pedacito que me sabía a gloria bendita[7]Y ahí va la sencilla y típica receta de tortitas de bacalao. Ingredientes: ¼ de bacalao (según mi madre el truco estaba en poner poco bacalao), ¼ de cebolla, tres dientes de ajo, pimentón (opcional) perejil, sal, harina, agua, aceite y una cucharada pequeña de levadura[8]. El bacalao hay que ponerlo en remojo 24 horas, cambiándole el agua cada cuatro o seis horas (dependiendo del nivel de sal que se le quiera dejar). Se le quita al bacalao la piel y todas las espinas y se desmigaja muy bien; se pica la cebolla, el ajo y el perejil (¿Cuánto perejil?, pues al gusto de cada uno).

Se hace una mezcla con agua y harina y resto de ingredientes, hasta formar una masa suave y clara, se prueba para ver el gusto, sobre todo referente a la sal. Una vez que la masa está lista, se deja durante dos o tres horas que repose (debidamente tapada la fuente con un paño de cocina). Finalmente, con el aceite hirviendo, se coge la masa con una cuchara sopera y se va echando a la sartén. Cuando la tortita está doradita y ha subido por el efecto de la levadura, se extrae de la sartén, bien escurrida. Que os aproveche y buen fin de semana. ¡Ah!, se me ocurrió un día hacer la masa con harina integral y me salieron las tortas regular (Formato de texto e imágenes actualizados con posterioridad. Fuente de las imágenes: Wikimedia Commons)[9]
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[1] Nirvana.
[2] Hace unos años.
[3] Entre sus numerosas actividades.
[4] ¿Se dice así?
[5] Animado por una compañera.
[6] Evocaciones de recetillas de mi madre y poco más.
[7] Y luego el preceptivo y suave coscorrón.
[8] He visto en otras casas la sustitución de la levadura por bicarbonato e, incluso, echar un huevo batido.
[9] Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Las Recetas de la Abuela Juli.